Por Luis Martínez Alcántara
La esperada super pelea entre el invicto Terence Crawford y la leyenda mexicana Canelo Álvarez ya tiene fecha: el 13 de septiembre de 2025 en Las Vegas, donde se enfrentarán por el título indiscutido de peso supermediano. Ambos llegan con impresionantes marcas: Canelo (63‑2‑2) y Crawford (41‑0), subiendo dos divisiones para este choque histórico. El enfrentamiento está catalogado como el “combate del siglo” y promete ser uno de los eventos deportivos más vistos del año.
Para elevar aún más la atención, Netflix transmitirá gratis para sus 300 millones de suscriptores, sin costo adicional por evento, buscando superar los 65 millones que vieron Tyson vs Paul y el éxito de la trilogía Taylor‑Serrano. Esta será la tercera pelea que Netflix transmite en vivo y la primera oficial por títulos mundiales. Se trata de un movimiento estratégico para posicionarse como un actor fuerte en transmisiones deportivas en vivo.
La promoción arranca este mes con una gira de prensa internacional durante junio: 20 en Riad, luego el 22 en Nueva York y culmina el 27 en Las Vegas. Además, Dana White, presidente de UFC, ingresa al boxeo como promotor junto a Turki Alalshikh y Sela, consolidando un acuerdo con Netflix y TKO Holdings para llevar grandes peleas al streaming.
Aún quedan detalles por cerrar, como la sede definitiva (posiblemente Allegiant Stadium o T‑Mobile Arena) y confirmación oficial del canal y formato. También, los pactos económicos entre Canelo, Netflix y Riyadh Season, más su millonario contrato de cuatro peleas con Alalshikh, definen la dirección final del evento.
Este combate no solo representa un reto deportivo —dónde Crawford buscará convertirse en tricampeón mundial indiscutido tras subir dos divisiones, y Canelo defenderá su cetro con legado intacto—, sino que significa un cambio de paradigma en cómo se transmiten los eventos de boxeo: desde pay‑per‑view hacia plataformas de streaming masivas como Netflix. La expectación está al máximo: ¿Será un antes y después en la historia del boxeo?
